viernes, julio 13, 2007

Desmitificando la "maldad" de la obesidad

La mayoría de estudios epidemiológicos publicados hasta la fecha sugieren que el sobrepeso y sobre todo la obesidad, constituyen un factor de riesgo independiente e importante para múltiples enfermedades cardiovasculares, circulatorias en general, cáncer, etc... Ahora bien, también es de "conocimiento común" (y práctico) que las personas con un cierto sobrepeso son capaces de soportar mejor condiciones adversas, como períodos de enfermedades graves, tratamientos farmacológicos agresivos, etc...

Un estudio publicado en la revista American Journal of Medicine, revista de prestigio dentro de la Asociación Americana de Profesores de Medicina, estudió la influencia del índice de masa corporal (la relación entre peso y estatura, una medida de peso normal frente a sobrepeso y obesidad) en resultados de salud de pacientes con alto riesgo cardiovascular. El tipo de pacientes de "alto riesgo" eran pacientes que habían sufrido diversos tipos de episodios coronarios, fundamente infartos agudos de miocardio. Este estudio utilizaba datos de pacientes de dos grandes ensayos clínicos incluyendo 16.000 pacientes en 37 países y lo que se evaluaba era algo tan "rotundo" como la supervivencia a corto, medio y largo plazo (1 año) en este tipo de pacientes).

Si bien se observó que un mayor índice de masa corporal estaba asociado con múltiples enfermedades concomitantes a la patología cardiovascular subyacente, un mayor consumo de medicaciones cardiovasculares y uso de procedimientos médicos, la función cardíaca era similar en todas las categorías "de peso" estudiadas. Las curvas de mortalidad teniendo en cuenta todo tipo de pacientes (sin ningún tipo de ajuste) estimaron que los pacientes con un "peso normal" tenían una mayor mortalidad que los pacientes con sobrepeso (cerca del 4,5% en el caso de los pacientes con peso normal frente a menos de la mitad en los pacientes con sobrepeso). Después de ajustar por múltiples variables potencialmente asociadas con estas diferencias (p.ej. tabaquismo), se observó que las diferencias no cambiaban y en alguno de los 37 países incluidos, la mortalidad a los 30 días del infarto llegaba a ser hasta 3 veces superior en los pacientes con "peso normal" frente a los pacientes con sobrepeso/obesidad, todo ello con diferencias estadísticamente significativas de un grupo de pacientes respecto al otro.

Dos años después de este estudio, lo cierto es que la controversia sobre unos resultados que están yendo contra una cierta lógica que nos ha sido enseñada durante años continúa. Muchas posibles explicaciones se han intentado dar a los resultados obtenidos, partiendo de los siempre posibles errores metodológicos (algún factor de confusión no considerado en el análisis de los resultados). Partiendo de que todo estudio científico tiene limitaciones, lo cierto es que no nos podemos quedar ahí y se debe hipotetizar sobre qué debe estar pasando. Así se especula sobre si el corazón de las personas con sobrepeso/obesidad, está supuestamente más "entrenado" a condiciones de estrés que no el de una persona con peso "normal" y una situación de estrés tan fuerte para un corazón como el haber padecido un infarto. Pero también se especula sobre otros tipos de factores que puedan tener más influencia en la mortalidad post-infarto que no la obesidad, ¿factores genéticos quizás?. Lo cierto es que los resultados de este estudio obligan a hacer nuevos estudios que investiguen estas posibilidades y mientras tanto, obviamente, los hallazgos mencionados no deben utilizarse como una evidencia contra la reducción de peso en obesos (sería algo francamente estúpido). Es sobradamente conocida la influencia de la obesidad en el desarrollo de episodios cardiovasculares así como en el de la diabetes, hipertensión, hipercolesterolemia, patología respiratoria, cánceres diversos, enfermedades reumáticas, etc... y también es conocido que la pérdida de peso supone mejoría en todas esas enfermedades. Aún así, lo que es cierto es que los resultados de este estudio demuestran que quizás algunos malos, no lo sean tanto...

jueves, abril 12, 2007

Nuevos descubrimientos prometedores contra las metástasis pulmonares del cáncer de mama

Funcionan como una auténtica pandilla: cuatro genes implicados en el cáncer de mama trabajan en equipo para favorecer el crecimiento de los tumores y facilitar su penetración y consolidación en los pulmones, que es la metástasis más común y una de las más peligrosas. Y para acabar con ellos hay que luchar también en bloque. EREG, COX2, MMP1 y MMP2 son unos viejos conocidos de los investigadores en oncología, pero ahora el equipo de Joan Massagué en Nueva York ha descubierto cómo se comportan, de lo que son capaces y, posiblemente lo más impactante, cómo inhibir su desarrollo: con una combinación de fármacos disponible en el mercado para otras enfermedades. Los detalles de la investigación se publican en la revista Nature.


Más, aquí.

A falta de lectura del trabajo, parece un gran descubrimiento sin duda, no sólo por el hallazgo en sí, sino por lo que sugiere de cara a otras complicaciones no menos peligrosas del cáncer de mama. Se me ocurren algunas preguntas al respecto: ¿podría sugerirse algún mecanismo similar en las metástasis óseas o en las hepáticas?, si es así, ¿podría haber algún nexo común en el mecanismo de la metastatización a diferentes órganos? (Ej. implicación del gen MMP2). Por otra parte, de cánceres de mama hay de varios tipos, que son sobre todo función del estado hormonal de los mismos. ¿El tipo de cáncer de mama puede tener alguna influencia en este proceso de metástasis, es decir, necesariamente están implicados esos cuatro genes en cualquier metástasis pulmonar a partir de un cáncer de mama?. Por otra parte, en el cáncer de pulmón primario (no metastatizado), que está bien descrito y se conocen unos cuantos tipos y subtipos, ¿sería de esperar que tuvieran influencias en el desarrollo del tumor las expresiones de estos cuatro genes?. Finalmente, lo último que se me ocurre es casi una reflexión, pues de entre los fármacos que se está sugiriendo podrían ser efectivos en la lucha contra esta metástasis (aparte de la quimio propia de la mama), se está haciendo una mención implícita a fármacos que actúan sobre el enzima COX-2 (Ciclooxigenasa - 2). Estos fármacos entiendo que son los inhibidores COX-2 selectivos (coxibes), los cuales están en el mercado con indicación antiinflamatoria desde hace años pero en los últimos han tenido una serie de "contratiempos" que han llevado a la retirada voluntaria de algunos de ellos (Vioxx es el más conocido). Si esto es cierto, este descubrimiento supone una nueva oportunidad, una nueva "repesca para ellos". Esto me saca el lado escéptico y me hace pensar si detrás de este descubrimiento, no están los fabricantes de coxibes...